Algunas Reflexiones Acerca de la Representatividad

Es mi intención al escribir estas palabras que podamos abrir una instancia de diálogo e intercambio acerca de la nueva definición de Musicoterapia que ha presentado la Federación Mundial de Musicoterapia, que desde mi punto de vista es insuficiente e inadecuada.

Como ya manifesté en una columna anterior (Schapira Diego (2005) estoy convencido de que el trabajo individual y cotidiano de cada uno de los musicoterapeutas, en cualquier lugar del planeta, representa al trabajo de toda la comunidad de profesionales. Lo corroboro cada vez que me toca hablar con profesionales de otras disciplinas (psicólogos, terapistas ocupacionales, médicos, psicomotricistas, etc.) que están en contacto con algún musicoterapeuta, o con alguien que ha conocido el trabajo de algún colega. La modificación de la visión de nuestra profesión en el imaginario social la realizamos cada uno de los musicoterapeutas, de acuerdo con la rigurosidad y ética con que nos desempeñamos.

Pero también estoy persuadido de que la labor individual es insuficiente para que los musicoterapeutas, en los diferentes países en los que trabajamos, tengamos una creciente inserción en el sistema de salud. Desde que existimos como disciplina académica intentamos tener mayor reconocimiento profesional. Trabajamos para tener más y mejores puestos de trabajo, más reglamentaciones legales que protejan nuestra labor, más integración en los equipos de salud a nivel público y privado. Esta tarea no pueden hacerla los musicoterapeutas de manera individual. Es un atributo, y también diría que es una obligación de las instituciones intermedias que nos nuclean. Me refiero a las universidades, a las asociaciones de musicoterapia, asociaciones de musicoterapeutas, organismos regionales (como por ej. El Comité Latinoamericano de Musicoterapia, o la Confederación Europea de Musicoterapia) y a la Federación Mundial de Musicoterapia. Son las instituciones intermedias las interlocutoras de cada uno de nosotros, representando a la comunidad de los musicoterapeutas, estableciendo contacto con autoridades gubernamentales, generando instancias de encuentro entre nosotros para que a partir del intercambio se siga construyendo conocimiento, siendo una voz autorizada ante otras instituciones. Necesariamente, y por su carácter colectivo, la voz de una institución intermedia tiene más peso que la de cada uno de sus integrantes, o de algún individuo que no forme parte de ellas.

Me permito esta introducción para que podamos pensar en la importancia que puede tener la palabra de un organismo como la Federación Mundial de Musicoterapia. Por ejemplo, a la hora de aprobar una ley que regule el ejercicio profesional de la Musicoterapia, es lógicamente esperable que un secretario o ministro de salud, un diputado o un senador tenga en cuenta los enunciados de quien representa a todos los musicoterapeutas del mundo. De hecho, así ha ocurrido en mi país. No hacerlo, por parte del funcionario, sería una negligencia. Entonces, un organismo como la Federación Mundial debe ser extremadamente cuidadoso cuando se pronuncia acerca de cualquier tema. Mucho más, cuando se ocupa de dar una definición de Musicoterapia.
Me siento autorizado a expresar esto, porque desde que ingresé a estudiar en la universidad en el año ’81 (31 años atrás) ingresé también a la Asociación de Musicoterapeutas de la República Argentina, de la que luego fui presidente. También, y de manera ininterrumpida desde entonces, he integrado comisiones directivas de asociaciones de musicoterapia de Argentina y Uruguay, y formé parte de la creación del Comité Latinoamericano de Musicoterapia y de la Comisión Latinoamericana de Formaciones Universitarias en Musicoterapia. Además tuve el honor de haber sido electo dos veces para formar parte del Consejo de la WFMT. Primero, durante la presidencia de Cheryl Dileo (1993) y luego con la presidencia de Tony Wigram (1996). Demás está decir que he sido muy afortunado por haber podido compartir con los colegas de ambos Consejos seis años de trabajo intenso, respetuoso y democrático, coordinando la la comisión de Investigación y Ética.

Durante ese período, la colega Lia Rejane Mendes Barcellos, coordinando la comisión de Práctica Clínica, trabajó tres años con un equipo de musicoterapeutas de distintos lugares del mundo, y en el Congreso Mundial de 1996 en Hamburgo, Alemania, presentó una definición de musicoterapia que fue aprobada como definición oficial de la Federación Mundial. Una definición realizada con extremo cuidado, que contempla y contiene a todas las diferentes maneras de concebir y de ejercer nuestra profesión. Desde entonces, al menos en Latinoamérica, ha sido una referencia importantísima en el trabajo de los musicoterapeutas, de las asociaciones y de las universidades.
Sin embargo, y con sorpresa, la WFMT presentó en el 2011 una nueva definición de musicoterapia. Sinceramente, pensé que tal vez se habían tomado el trabajo de “acortar” la longitud de la definición del ’96. Imaginé que se había encargado la tarea a un grupo de semiólogos, que pudieran rescribirla manteniendo su esencia. Pero lo que se publicó fue una nueva definición, anunciada como el fruto del trabajo de un grupo de colegas angloparlantes, basándose en 16 definiciones de musicoterapia en inglés, y tomando como una de sus principales referencias y fuente de información a Wikipedia, la enciclopedia libre de internet.

No dudo en ningún momento de las buenas intenciones del grupo de colegas que realizó esta tarea, ni del Consejo que la aprobó. Pero, con todo respeto, debo decir que considero que esta nueva definición dista mucho de mejorar la anterior, y sólo representa a una parte del universo de la musicoterapia. Además, y seguramente con un espíritu pluralista, al WFMT colocó durante algún tiempo en su página traducciones de esta nueva definición en varios idiomas. Justamente, esas que tal vez los funcionarios de países no angloparlantes podrían tomar como una referencia insoslayable. Si bien no puedo decir nada acerca de la mayoría de estas traducciones, porque desconozco los idiomas, sí puedo señalar que las versiones en español y portugués no parecen haber sido hechas por un traductor profesional, y mucho menos corroboradas luego por algún musicoterapeuta bilingüe inglés-español e inglés-portugués. Contenían errores sintácticos y gramaticales groseros que, además de alejarse del sentido expresado en inglés, generaban desdén en el lector. ¿Por qué no esmerarse en el cuidado por la representatividad que estas palabras implican, en los países donde no se habla inglés? ¿por qué no tomarse el tiempo necesario para hacer esta indispensable tarea?

Me pregunto también ¿por qué tomar sólo definiciones en inglés, para elaborar un texto que requiere contemplar la multiculturalidad de aquellos a los que pretende representar? Asumir la responsabilidad de elaborar una definición demanda considerar a todos los que este trabajo alude. Es responsabilidad del investigador, y del teorizador ser extremadamente meticuloso en el uso del lenguaje verbal, en la elección de las palabras que utilizamos para explicar lo que nos define como profesionales. Más cuando en nuestra vida cotidiana transitamos las dimensiones de lo inefable. Mucho más cuando esa palabra escrita condiciona la sanción de una ley, la creación de una nueva carrera de musicoterapia en una universidad, o la adquisición de un nuevo trabajo para un musicoterapeuta, en cualquier rincón del planeta.

Entonces, cómo es posible que para semejante tarea se recurra a Wikipedia, sabiendo que no es una fuente confiable a nivel científico? Wikipedia es una excelente herramienta de consulta para el conocimiento llano, construida con los aportes más, y al ser una “enciclopedia libre” no hay exigencias acerca del nivel académico de quienes cuelgan información. Ahí puede escribir el investigador más exigente, escribe quien intenta hacer un aporte sobre un tema, con genuinas intenciones de divulgación, pero también quien con oscuras intenciones pretende deformar una realidad o crear confusión. Ese es el universo de Wikipedia, donde no hay límites acerca de los temas que pueden figurar. Podemos encontrar información tanto acerca de la “influencia de Descartes en el pensamiento occidental” como de las “propiedades de la papa”, la “física cuántica”, la biografía de un payaso, las características de un parque acuático o la opinión acerca de la musicoterapia. Todo cabe ahí. Y además, la información que hoy encontramos tal vez sea distinta a la que podamos leer la semana próxima. Cualquiera agrega información. Entonces, ¿por qué dar crédito desde una perspectiva científica a este sitio de internet, y avalarlo como fuente de información? ¿por qué no intentar, si fuera necesario y posible, mejorar y profundizar el excelente trabajo presentado en 1996?

Expreso estas ideas con la intención de que podamos hablar abiertamente de este tema. Pretendo que intercambiemos puntos de vista, con fundamento teórico, y de que trabajemos fuertemente por la integración y el crecimiento de la comunidad de los musicoterapeuta. Aún tenemos mucho que hacer.

How to cite this page

Scapira, Diego (2012). Algunas Reflexiones Acerca de la Representatividad. Voices Resources. Retrieved January 08, 2015, from http://testvoices.uib.no/community/?q=fortnightly-columns/2012-algunas-reflexiones-acerca-de-la-representatividad

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